Depresión Postparto

Depresión Postparto

¿Qué es la depresión post-parto? Grave problema psicológico que afecta a miles de madres después de dar a luz, problemas con repercusiones psicológicas para los hijos y el entorno familiar. Los problemas derivados de esta pueden ser rupturas, divorcios, enfermedad del recién nacido, entre otros.

Los criterios diagnósticos para identificar el trastorno son los siguientes: tristeza extrema, irritabilidad, fatiga, insomnio, pérdida de apetito, incapacidad para disfrutar de actividades que antes disfrutaba, desbordamiento, ansiedad. Criterios que debe presentar la madre en los siguientes 6 meses después del parto. La depresión postparto tiene una frecuencia de 10-15% en la población general, siendo 10-15 mujeres por cada cien las que sufren este grave problema.

Los tratamientos más frecuentes en la depresión son los fármacos antidepresivos y la terapia psicológica. Las principales terapias son la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal. La terapia psicológica busca que la persona aprenda nuevos patrones de pensamiento, además de cambiar conductas que mantienen y agravan el problema. La terapia psicológica es la mejor opción para depresión leve o moderada, en casos graves es recomendable combinarla con medicación antidepresiva, siempre bajo supervisión de un profesional.

Relato en primera persona de Ana y su historia de depresión postparto contando cómo se sintió en ese momento, cómo lo vivió su familia y amigos más cercanos, y cómo logro superar este grave trastorno psicológico que afecta a miles de mujeres al convertirse en madres, y cómo algo que debería ser felicidad se puede convertir en tristeza y en un infierno para todas las personas cercanas.

Relato en primera persona
(Extracto de la entrevista)

B: Gracias por acceder a contarnos un poco de tu historia, seguro que muchas personas encontrarán de gran utilidad tu relato.

Ana: Han sido momentos muy difíciles en mi vida, aún hoy me cuesta hablar de esto y expresarlo claramente, espero que esto ayude a otras personas que han vivido lo mismo que yo.

B: Cuéntame cómo empezó todo, ¿Cuál crees que fue el inicio de tu problema?

Ana: Creo que el inicio fue la muerte de mi padre, teníamos una gran relación, su perdida significó muchísimo para mí. Tras su muerte caí en un profundo luto y tristeza, en ese momento considere que era normal sentirse así por la pérdida de un ser querido. Además, las personas me decían que era normal sentirse triste, yo estaba de acuerdo con ellos, es normal sentirse triste si tu padre muere. Pero el tiempo pasaba y pasaba y yo seguía igual, creo que fueron 8 o 9 meses de tristeza. Regrese al trabajo, 3 meses desde la pérdida de mi padre, comencé a trabajar aunque no tenía muchas ganas, pero mi marido me presiono para que lo hiciera. Estar en el trabajo era difícil para mí, pues tenía muy pocas ganas de hablar con otras personas y de hacer mi trabajo, aunque sinceramente eso me ayudo un poco, al menos así salía de casa. Unos meses después me entere que estaba embarazada, fue una noticia positiva, eso me animo y me ayudo a mejorar mi estado de ánimo en ese momento y en los siguientes meses hasta el parto. Mi familia estaba feliz, sinceramente….yo estaba contenta…pero… a mí me daba casi igual, no sé por qué, pero no sentía mucha emoción de estar embarazada, antes me hacía ilusión tener un hijo pero con lo de mi padre……

Los meses pasaron y al mes 8 deje de trabajar de nuevo para prepararme para la maternidad, me sentía cansada, estresada y con pocas ganas de ver a mis amigos. Aunque también eso de estar embarazada cansa, no sé si les pasa a todas, pero la barriga pesa y me sentía más cansada que de costumbre. A mis amigos los veía solo si ellos venían a mi casa, salir el último mes fue difícil, aunque caminaba todos los días.

El día del parto llego, estaban todos muy emocionados. Al final nació mi hijo, y en ese momento empezó de nuevo mi infierno. En el mismo momento de su nacimiento estaba mi marido, mi madre mi hermano y mi suegra, todos estaban felices de ver al pequeño. Yo sonreía como si estuviera contenta, pero no sentía nada, me sentía triste y vacía; además me sentía muy cansada de las horas del parto. Al regresar el doctor, y darme al bebe para que lo abrazará y alimentara, lo cogí y lo hice sonriendo y fingiendo ser una buena madre, pero dentro de mi estaba destrozada, no tenía ningún interesa en el bebe. Me sentía mal por varias razones, me sentía triste y sin ganas de ser madre, eso me hacía sentir rabia y más dolor, porque me sentía como una mala madre, una persona sin sentimientos, una persona tan mala que no quiere ni a su propio hijo. Era como un círculo de rabia-odio-apatía-tristeza.

Al salir del hospital y al llegar a casa me metí en la cama, mi marido algo presentía, él me veía muy callada y decía que yo dormía muchas horas al día. En realidad me hacia la dormida para no tener que coger al bebé. Tras varios días en casa no aguante más y llorando le dije que me alejara ese niño, que no lo quería a mi lado, ese momento fue horrible, pues mi marido me miro como si yo fuera un demonio, un monstruo, pero era lo que sentía, inclusive lo que mi marido pensara en ese momento me daba igual, era como si todo me diera igual.
Mi familia y mis amigos más cercanos se enteraron del problema, ellos se reunían en el salón de la casa a hablar, mientras yo dormía o fingía que dormía. Sé que me criticaban y me juzgaban, eso me hacía sentir peor, además de ser una mujer sin sentimientos, una madre horrible que no quiere a su hijo. Era juzgada por las personas que quiero y que son importantes para mí, por supuesto ellos cuando entraban a la habitación no me decían nada, pero podía sentir su tono de voz, su forma de mirarme y tratarme. Me sentía avergonzada, pero siendo sincera me daba igual, en ese momento solo quería dormir y llorar. Lloraba por mi padre, por ser una mala madre, por ser una mala mujer, por ser una mala esposa, eran muchas cosas las que me hacían sentir mal en ese momento. Solo quería dormir, y muchas veces deseaba no despertarme, quería dormir y dormir…. Pensaba muchas veces en la muerte…. Pensaba que debería morir, así mi hijo no iba a crecer al lado de una persona como yo.

En ese momento, me sentía como en un pozo, un pozo oscuro, húmedo, frío, aunque digo como en un pozo, para mí era un pozo frio y húmedo, podía sentir en ese momento la humedad en las paredes, sentía mi ropa siempre fría y húmeda, la casa estaba siempre fría y oscura, no importa cuántas luces estuvieran encendidas…Pausa…

B: ¿Quieres continuar o quieres que descansemos un poco?

Ana: Podemos continuar. Simplemente estaba pensando en el miedo que me da pasar por eso de nuevo, veo a mi hijo y es lo más importante de mi vida, disfruto con él el mayor tiempo posible, disfruto mi trabajo, disfruto el tiempo con mis amigos, pero siempre me preocupa y me da miedo pasar de nuevo por eso. Me da miedo dejar de sentir, me da miedo dejar de querer a mi hijo, pues él siempre está a mi lado jugando. A veces pienso como pude haber sido lo que fui, fue muy difícil, aunque sigue siendo difícil, pues el miedo está allí muchas veces.

B: ¿Qué te ayudo a salir de este problema? ¿Quiénes crees que te ayudaron?

Ana: Primero mi madre y mi marido, ellos son mi mayor apoyo. Ellos me presionaron de nuevo y aunque no tenía muchas ganas de ir, fui al psicólogo y al psiquiatra. Pensaba que no había nada que hacer, pues soy una mujer mala y ya está, soy una mala madre, soy débil y sin fuerza de voluntad, eso pensaba en ese momento, pero ellos me convencieron.

El psicólogo me pregunto muchas cosas a cerca de mi vida y mi situación, y luego me pidió ir donde el psiquiatra, eso me enfado un poco más. Además de ser una mala madre estaba loca, pero me calle y no le dije nada. El psiquiatra me receto un medicamento para la depresión y una vez a la semana asistía al psicólogo. Días después comencé a sentirme con mejor ánimo, el psicólogo me recomendó regresar al trabajo. Con todos estos cambios mi ánimo empezó a cambiar, no sé exactamente en qué momento, pero cuando me di cuenta estaba corriendo en el parque con mi hijo.

Fueron momentos muy difíciles, pero afortunadamente los pude superar. A ver, no del todo, a veces me da miedo como te dije. Además, cuando me siento triste por algo o estoy un poco baja de ganas, me entra miedo, eso me asusta, siempre pienso “otra vez no” aunque sigo las recomendaciones y lo que hemos trabajado en la terapia y eso me ayuda. Además de mi marido y mi familia, el regresar al trabajo y tener una vida más activa fue lo que más me ayudo; además de mi hijo, que siempre está cerca y no me da tiempo de aburrirme.

B: Ana, muchas gracias por tu relato y gracias por aceptar redactarlo y publicarlo

El nombre de la persona fue cambiado, siguiendo las normas éticas correspondientes. Agradecemos profundamente la colaboración de Ana al permitirnos contar su historia. Esperando esto pueda ayudar a personas que como ella atraviesan momentos tan difíciles en su vida.

Todo el esfuerzo valio la pena, su hijo tiene ya 5 años.

 

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Noviembre 02 de 2018