¿Cuál es la mejor forma de criar a los hijos? ¿qué significa una crianza adecuada? ¿qué es la buena educación?
Son preguntas que se hacen muchos padres y madres día a día. Con este artículo no se pretende decidir cuál es la “mejor forma” pues cada familia tiene diferentes pautas y todas ellas pueden dar los frutos esperados. Lo que se pretende con esta entrada es mostrar a los padres desde un enfoque más “estructurado” que son las pautas de crianza vistas desde los ojos de un profesional.
Desde el nacimiento el niño se encuentra ya sumergido en una sociedad con normas y leyes las cuales deberá conocer y a las cuales deberá adaptarse, no solo en sus primeros años sino para el resto de su vida adulta, si bien, los niños no conocen ni entienden el significado ni la importancia de estas normas, son los padres los encargados de transmitir, enseñar y formar a sus hijos/as desde el momento de su nacimiento y es desde este momento donde los estilos parentales juegan un papel importante en la vida y la futura socialización de los niños/as. Los seres humanos aprendemos en gran medida a través de las relaciones sociales con los demás. Por medio de la interacción social los niños/as aprenden las conductas, actitudes, comportamientos deseados por la sociedad y aquellos instrumentos culturales necesarios para una buena adaptación al mundo sociocultural. La forma en que los padres educan a sus hijos es diferente en cada familia, en cada sociedad, inclusive estas pueden cambiar a través del tiempo y a través de generaciones, viéndose modificadas por las circunstancias socioculturales, políticas y contextuales.
¿Qué son los estilos de crianza?
Los estilos de crianza fueron operativizados por Diana Baumrind quien investigó la dinámica familiar en la década de los 70s.
El control paterno se refiere a lo restrictivo que son los padres. Aquellos que resultan controladores limitan la libertad de sus hijos/as e imponen muchas normas que los hijos deben cumplir.
La receptividad paterna se refiere al apoyo emocional que los niños/as reciben de sus padres, es por ello que a esta dimensión también se la denomina afecto. Los padres y las madres receptivas o afectuosas se caracterizan porque intentan evitar la crítica, el castigo y los signos de desaprobación mostrando un afecto explícito a sus hijos/as.
De esta forma, se operativizaron en tres estilos de crianza, autoritativo, permisivo y autoritario, cada uno de ellos con unas características diferentes y que tienen unas posibles consecuencias en el futuro social, personal y laboral del niño .Años más tarde otros psicólogos como McCoby realizaron una adaptación a la clasificación propuesta por Baumrind ,En esta nueva clasificación, se operativizaron los cuatro estilos a través de dos ejes que van desde un continuum de “menos a más” en las áreas de control parental y afecto.
En función de cómo se presentan las dimensiones anteriormente descritas se pueden obtener los siguientes perfiles:
Padres democráticos: Se caracterizan porque combinan un alto grado de control y de afectividad. Son padres que suelen poner límites a la conducta de los hijos, pero tienden a explicar y a razonar el porqué de las reglas. Escuchan las objeciones que ponen los hijos y cuando son razonables no tienen ningún problema en ser tolerantes con las demandas de sus vástagos.
Padres autoritarios: Padres muy rígidos con las normas y poco afectuosos, Intentan imponer su criterio contando muy poco con las necesidades emocionales del niño/a. Para estos padres lo importante es la disciplina y sentirse que son ellos los que controlan y dominan la situación.
Padres permisivos: Supone el polo opuesto de los padres autoritarios. Se caracterizan porque en el hogar hay muy pocas reglas y mucha libertad, tienden a mostrar bastante afecto a sus hijos/as. Pretenden transmitir a sus hijos que les profesan un amor incondicional.
Padres negligentes: Este estilo de educación está caracterizado por la falta de interés en las necesidades de los hijos/as. Estos padres no están realmente involucrados en la crianza siendo indiferentes, poco responsables o totalmente apáticos respecto a las demandas familiares. Este tipo de padres tiene muy poco interés en el área emocional de los hijos, no muestran afecto, no dedican tiempo a las actividades de ocio de sus hijos, además estos suelen considerar que el proveer de las necesidades básicas como alimento, casa y vestido ya es suficiente para criar a un hijo.
Aunque es importante considerar que el nivel de implicación puede variar considerablemente, pues algunos pueden no estar muy involucrados pero aun así tener algunas normas como la hora de llegada a casa o cualquier otra norma básica, otros por el contario pueden ser totalmente negligentes o hasta rechazar a los hijos y evitar pasar tiempo con ellos.
Los estilos de crianza se definen como comportamientos, creencias, valores y actitudes que tienen los padres respecto a la crianza de sus hijos y que aplican a estos de diversas maneras y por diferentes canales como pueden ser expresiones de afecto, el tono de voz, tiempo dedicado, cuidado personal.
Resultados de los estilos de crianza
Los niños educados en hogares democráticos tienden a mostrar a lo largo de los años escolares una gran autoestima, alta competencia social y un óptimo rendimiento escolar. Los hijos de padres autoritarios tienden a ser dependientes, no son capaces de crear sus propios criterios porque les han sido siempre impuestos, son muy poco asertivos y fácilmente irritables. Los padres permisivos suelen tener hijos, por una parte, agresivos, rebeldes, impulsivos e ineptos socialmente, pero por otra, pueden ser activos, extrovertidos y creativos, siendo este un estilo educativo que en poco beneficia al niño ya que tiene que aprender fuera del hogar que en la vida hay límites y normas y tiene que aprender que el entorno social no va a satisfacer todas las demandas a las que sus padres han ido accediendo a lo largo de su crianza. Por último, los padres indiferentes son los que crían a los niños con peores resultados.
La importancia de los estudios mencionados están en la consecuencia de la crianza para el bienestar del niño, si bien es importante reconocer que los padres cambian y aprenden con la experiencia vivida y con los años como padres.
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Foto: Humphey Muleba, Fuente. Unsplash.com
Febrero 2019.